POEMAS 2016

0 comments

ARDIENTE ESFERA



Astro rey que cultivas la vida en esta orbe,
en mis versos te atrapo con gélidas líneas.
En un cielo traslúcido te percibo sofocante,
doradas centellas pintan paisajes adormecidos;
con tu oficio inocuo te mostrabas en algún tiempo,
en un hálito de la tierra penetraste sin consuelo.
Te mantienes ahí como un himno a la existencia.

Tu ardor taladra incesante en este espacio.
Seres extasiados sucumben agónicos,
por tu tormentosa luz que emanas radiante,
aún en la lejanía de este cementerio reseco,
las campanas exhalan un gemido taladrante.

Los nevados desmayan exhibiendo sus molleras;
purpurinos cerros se tornan demacrados,
sucumbidos perecen con tu abrazo incesante.
Allí arriba en el cielo encendiste las estrellas;
con tu crispado orgullo te mantienes punzante.

Tu mirada escruta los pueblos e inmediaciones.
En la vasta meseta, abundan retazos resecos,
tus hermanas llamas las abaten persistentes;
avanzan sin pautas con un viento cortante,
lloriqueando la extensa planicie se incinera;
con llamaradas fornidas que caldean hirvientes.

Pajonales y plantas consumidas con hastío,
ardorosas lenguas se despliegan inusitadas;
tu mirada taimada persevera con indulgencia;
con presagio, Hefestos, te parió en el Olimpo;
desde allí fecundas con quemante alarido.

Como grande estrella brillarás en mi universo,
serás mi sol; un poema cuajado de embeleso.

Autor: Ángel Bazán Hernández
C-25-11-16
10:15PM



HORIZONTE




Veo en la lejanía el sol asfixiarse lentamente.
Se despide de la jornada laboriosa y solícita;
con el beso de la tarde pernocta ensimismado.

Cierro mis ojos y afinando las cuerdas de mi oído,

puedo escuchar el despedir del día que declina,

mientras la brisa suave acaricia mi rostro lozano,
rosa mis mejillas y besa tiernamente mis labios.

Respiro profundamente, la vida que mana dentro de mí.
Quiero retener mis pensamientos lúgubres y taciturnos;
cosa inútil, evidentemente, por la pesadez de mis recuerdos,
escapándose en vuelo; perdiéndose en las montañas.
Mis remembranzas se abrazan en el pasado fortuito,
zambulléndose en el río transparente de mis sentimientos.
Siguiendo su cauce, se lanzan por la cascada confusa.

Tu imagen se desvanece refugiándose en mis recuerdos,
para después saltar al vacío sin rastro ni sombra.
A esa primera lágrima siguieron muchas otras,
formando un pequeño cauce tímido y silencioso.
Abriendo de nuevo mis ojos tétricos y endebles
pude ver en la lejanía un hálito de sombras aladas,
plácidas, tranquilas y serenas se esfumaron.

Mientras tú más lejana alzabas el vuelo
más penetrante sentía la soledad, que se alimentaba,
engullendo mi vacío interior y bebiendo mi recóndita tristeza.
Silencio, solo silencio. Sentir, solo sentir. Percibir, solo percibir.
Contemplar, solo contemplar… TE VEO

Autor: Ángel Bazán Hernández
C-16-11-16
8:21pm.



COBIJO


En las inclemencias del tiempo,
guarecemos juntos por un minuto;
es tan breve el dolor, tan rápido un suspiro,

contando las gotas, desgranando el rocío.


Nubes grises bailotean en el cielo,
más juntas se atiborran sin consuelo.
El viento acompaña el ritmo de la lluvia,
ampararte, es lo que más anhelo.


Juntos, plácidos bajo la constante lluvia,
tus ojos se adormitan en mi pecho,
tu respirar es un suspiro placentero.
Mis brazos te atrapan en mi lecho.


Retumba el cielo, se agudiza el invierno;
solo tú, percibes mi canto pasajero.
Te arrullo en mi cobijo veranero,
un beso mío en tus labios es certero.


El camino es largo y muy distante,
la lluvia nos atrapó con su manto.
Se escucha el crepitar entre las hojas,
mi voz te susurra en un dulce canto…


Es un sueño. ¡DUERME! Que mañana es invierno…


Autor: Ángel Bazán Hernández (23 – 09 – 16)


MARAVILLA FLORAL




El viento resuena fugazmente
en un día límpido y cristalino;
las nubes reposan muy distantes,
un espejo de agua resplandece azulino.


Muy cerca cual edén floresta 
en capullos rojos con sombras delicadas,
muy juntas crecen refulgentes;
levantan sus pétalos de encanto cargadas.


Una se distingue por su forma,
aroma, dulzura y encanto.
Coloridas las demás reposan,
ocultando su dolor y quebranto.


Fervientes y lúcidas al mediodía,
se entrelazan al son del viento.
Tú, risueña cual radiante primavera,
te imagino allí como un dulce cuento.


Quien pudiera verte muy risueña, 
estás muy lejos y te veo hermosa
 
libre como el viento, te
 
imagino, eres tú: linda rosa.

Te conocí, un día, con tu encanto,
ahora emerges y serás dichosa.


¿Cómo?, ¿cuándo alcanzarte?..


Autor: Ángel Bazán Hernández






Publicar un comentario