CUMBEMAYO
Por: Jorge Pereyra
Permíteme subir
hasta ti,
Majestuoso Cumbemayo,
Pues deseo disipar
la espesa niebla
Que cubre tu
grandeza.
Déjame cantar y contar
El misterio de tu
origen virginal
Y que resuene el
trueno líquido de mi voz
Junto a la de los
cerros Consejo, Cumbe,
Yanacanga y Majoma.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
En un principio,
Para resguardar tu
territorio,
Catequil lanzó un
rayo de piedra
Y detuvo para
siempre en Los Frailones
Una procesión de
fieros guerreros Caxamalcas.
Contigo surgió
La primera gota
desnuda
De la hidráulica
andina
Y derivaste aguas
disciplinadas
Del Pacífico hacia
el Atlántico.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Pero todavía fluye
Por tus antiguas venas
líticas
Esa savia chúcara de
oro y plata
Que hace hervir a
borbotones las entrañas
De nuestros cerros.
En esa época
inicial,
Cuando tu nombre aún
significaba Río Fino,
El agua limpia solía
dormitar en tus acueductos
Y las nubes de
algodón
Se humedecían con
el azul del cielo.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí empezó todo.
El agua se hizo lava
Y la lava se hizo piedra.
Aquí los volcanes
parieron
Los caldos
hirvientes de la vida
Y los primeros
seres se alzaron
Torpemente hacia la
luz.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí se endureció
El espinazo de la
cordillera
Para atrapar el
espíritu de los primeros Apus
Y también fue la
escuela donde los hombres primigenios
Aprendieron los
secretos de la piedra.
Aquí compitieron
Los caxamalcas y la
naturaleza
Modelando extraños
macizos líticos
Y llevaron a su
límite
Todas las
posibilidades de las formas.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí celebraron sus
esponsales
El agua y la
piedra,
La lluvia y la peña
El rocío y la laja.
Aquí la blanca
cantería se hizo torrente
Y bajaba cantando
Hasta el reservorio
de Agua Tapada
Para humedecer los
verdes labios
Del valle de
Cajamarca.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí la piedra se
parió a sí misma,
Adquirió toda su
grandeza
Y desbordó
Las frías maquetas
de la imaginación.
Aquí nacieron
Columnas y petroglifos,
Torres y
basamentos,
Arcos y altares,
Acueductos y
galerías.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí los sacerdotes
andinos practicaban sus encantos,
Los objetos
tallados tenían vida
Y caminaban
silbando
Entre la
indiferencia de los picapedreros.
Aquí los fósiles aún
exhiben sus costillares
Como el armazón
desgajado
De un triste barco
semienterrado.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí la lluvia
desgrana en gotas
Su indiferente
soledad
Y amamanta a las
rocas recién nacidas
Del bosque de
piedras.
Aquí el gavilán y
la chinalinda
Guiaban a los
vientos extraviados
Hacia las enormes
zampoñas pétreas
Para que sonara con
más fuerza la música del corazón.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí la piedra se
hizo morada eterna
Y se esculpieron
Colmillos
congelados,
Ojos exóticos,
Alas detenidas,
Garras dormidas,
Petroglifos
insomnes,
Siluetas sin
sombra,
Y deidades
asexuadas.
Aquí la piedra
Se talló en los
espejos del agua
Y fue la primera
pizarra
Donde el dedo del
hombre descubrió el color.
Piedras duras,
piedras sabias, piedras vivas.
Aquí empezó a latir
Por primera vez
El tierno corazón
de Cajamarca.
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